Hoy nuestro fisioterapeuta, Francisco González nos habla de la tendinitis del supraespinoso.

Para entender esta patología tan frecuente es necesario comprender la anatomía del hombro y su funcionamiento. El hombro es un sistema formado por la clavícula y el esternón  por delante, el humero que le da forma al brazo y el omóplato por detrás. Todos estos huesos unidos entre si  formando un gran complejo articular, es a lo que llamamos hombro.

Para poder mover este complejo sistema  hacen falta muchos músculos que se van colocando estratégicamente como bandas elásticas o tensores que nos permitan  mover el brazo con total libertad y que la articulación sea estable.

Como pueden imaginar esta estructura se mantiene gracias al equilibrio de todos los músculos que la componen y es muy frecuente que ese equilibrio se pierda produciéndose una lesión.

Quien se lleva la peor parte es el supraespinoso y tiene una sencilla explicación.

El supraespinoso separa lateralmente el brazo del cuerpo como el desplegar de alas de un pájaro. Para poder realizar este movimiento, está alojado en un hueco del omóplato en su parte más alta llamada fosa supraespinosa. Desde allí se dirige lateralmente y pasando por debajo de la clavícula hacia el humero para así poder tirar de él y elevar el brazo.

Este “puente” que forma la clavícula con el omoplato se puede estrechar por varias razones comprimiendo el tendón del supraespinoso y provocando la tan temida tendinitis.

Algunas de las causas más frecuentes son:

  • El engrosamiento de la articulación entre la clavícula y el acromion. El acromion es el extremo del omoplato y tiene forma de hombrera y se une a la clavícula formando el puente del que he hablado anteriormente. Con el paso de los años y esta articulación se vuelve más gruesa y comprime el  tendón del supraespinoso.
  • Las malas posturas: La cifosis postural o “chepa” lleva los hombros hacia delante y las clavículas rotan o ruedan también hacia delante provocado por la postura. Esta postura mantenida en el tiempo provoca que los músculos pectorales se vuelvan rígidos y se encojan de manera que cuando el paciente quiere ponerse erguido no puede y esa rotación de las clavículas vuelve a disminuir el espacio donde se aloja el supraespinoso haciendo que roce. Además debido a la mala postura, el supraespinoso tiene que realizar un trabajo extra para poder vencer la resistencia de los pectorales acortados y rígidos produciendo dolor e inflamación en el tendón.